Ayuntamiento de Mendigorria / Mendigorriko Udala

CURIOSIDADES

Historia

Muruzabal de Andion

  Señorío Muruzábal de Andión. Lugar y antiguo señorío que está en el término de Mendigorria. Fue constituido en 1534 con tres casas. Fue propiedad del duque de Granada de Ega hasta el siglo XIX. Pasó a ser propiedad de Mendigorria tras su sometimiento al régimen común.

Presidiendo el caserío de Muruzábal se levanta la Iglesia de San Emeterio y Celedonio, erigida a comienzos del siglo XIII en estilo protogótico y posteriormente ampliada en época moderna. Sobre el arco ojival de la puerta campea un escudo cortado, con las cadenas de Navarra, de una parte, y cabría entre dos leones enfrentados, de la otra.

Preside la iglesia un retablo plateresco; la pila aguabenditera es del siglo XVI y la imagen barroca del Cristo de la Oliva es del siglo XVII.

Mendigorria , zona Euskaldunizada todavía en 1578.

Según un documento del obispado de Iruña de fecha 1587, a finales del siflo XVI, de un total de 536 pueblos citados, 58 se asignan a la zona erdarizada y 451 a la zona euskaldun. Según estos datos, podemos fijar el mapa lingüístico de de Nafarroa trazando una linea de este a oeste que, partiendo de Karkaztelu y continuando por Santakara y Pitillas, y subiendo hacia el Norte por Beire, Olite, Tafalla, llega a Artaxoa, Mendigorria y Oteiza a Lizarra, saliendo luego hacia Araba por Aiegi, Iguskitza, Antzin y Azedo.

Marqués de Mendigorria. Título que recibió el general Fernández de Córdoba tras la batalla del 16 de julio de 1835 por su victoria sobre los carlistas en el término de Mendigorria.

Hospital. En 1847 todavía se mantenía el hospital que fue fundado a comienzos del siglo XVIII, y que era sostenido por algunos censos que poseía. También funcionaban tres molinos de aceite, uno harinero con dos piedras, una fábrica de aguardiente con cuatro calderas, varios telares de lienzos y tejería.

En los años veinte del siglo XX la villa contaba con dos fábricas de chocolate, otras dos de aguardiente, tres molinos de aceite y tejería.

Juan Nicolás Luis Abbé, general francés, gobernador de Navarra durante la Francesada. Había nacido el 26 de agosto de 1764. Participó en los combates del ejército francés en Italia, fue ayudante de campo del general Leclerc, al que siguió en la campaña del Rhin y en Santo Domingo, general de división en 1811, oficial de la legión de honor y caballero de San Luis. Como gobernador de Navarra en 1812 ordenó el saqueo e incendio de ocho casas de Astrain, Mendigorria y Larraga, por la fuga de algunos habitantes. Prometió castigar con más rigor aún, a fin de atraer a los navarros a la obediencia que debían al Gobierno. Murió en abril de 1834.

Baserri, restaurante de especialidades vascas de Montevideo (Uruguay), propiedad de Kepa Zuazola Castro.

El primer representante de la familia Zuazola que llegó a Uruguay fue su padre, Ángel Zuazola Amatriain, nacido en Mendigorria (Navarra) el 22 de julio de 1923. Vivió los primeros años de su infancia junto a su madre, Trinidad Amatriain, que trabajaba en el Hotel María Cristina de San Sebastián. Sus hermanos eran Jesús Teodoro, Pedro, María Concepción y José, el último nacido en la capital de Guipúzcoa. Su padre se quedó trabajando en Mendigorria donde realizaba tareas como agricultor.

Vizconde de Castelbón, Mateo de Castelbón, Señor de Noalles, enemigo irreconciliable de Gaston Febo, Conde de Foix, sucedió a éste en sus Estados al morir sin herederos por muerte de su hijo. Gastón intentó por todos los medios impedir esta herencia tratando de instituir como heredero a su hijo bastardo, pero se opusieron sus vasallos. Luego donó sus estados al rey de Francia sin poder impedir por eso que su sobrino Mateo le heredase. Siguió al rey Carlos II de Navarra en la guerra con Castilla. Por todas sus acciones en favor del rey recibió las villas de Cascante y Mendigorria.

Juan Ezpeleta, caballero navarro que recibió del rey Carlos II merced de pechas, derechos y jurisdicción de Mendigorria.

Batalla de Mendigorria. Al morir el general Tomás Zumalacárregui (junio del año 1835), en el sitio de Bilbao, Don Carlos María Isidro se vió en la necesidad de nombrar un sucesor. El nombramiento recayó en el general Vicente González Moreno. Pero tal vez sin las dotes de su antecesor, tuvo este general que levantar el sitio, claudicando ante los liberales mandados por los generales Espartero y Latre. González Moreno fue acogido por los suyos fríamente.

Tuvo que hacer méritos para granjearse su confianza absoluta. Por el lado isabelino o liberal, se nombró un nuevo jefe del ejército: el general y diplomático Luis Fernández de Córdoba. Ambos generales serían protagonistas principales en la batalla campal que se libró el 16 de julio de 1935 en las proximidades de Mendigorria. González Moreno reunió Guerra Carlistacuantas fuerzas pudo (unos 18.000 hombres), los orientó hacia Artajona y Larraga, pero dejó una retaguardia en el lugar próximo a Obanos y además, por si la campaña no tenía éxito, protegió el camino que va de Mendigorria a Cirauqui. Muy confiado debía estar: alojó a su propio rey en Mendigorria mientras duró la batalla. Fernández de Córdoba acudió con las divisiones de Espartero, Santiago y Froilán Méndez Vigo y Gurrea. Atacó a los carlistas, ocupándoles el cerro de la Corona y rechazó el ala izquierda de González Moreno.

La lucha en el centro fue más tenaz, sin embargo los liberales lograron imponerse y los carlistas hubieron de replegarse. Las pérdidas fueron grandes por ambos lados. La retirada de los carlistas, a través del puente que les ponía en comunicación con Cirauqui, fue tumultuosa y sólo gracias al general Moreno y a su colaborador Villarreal, que contuvieron el avance liberal, pudo escapar don Carlos con el grueso de las tropas. Con su división alavesa se encargó Villarreal de proteger el puente mientras lo atravesaban el rey y sus soldados. Los liberales, increíblemente, no aprovecharon el momento, dejando de perseguir a sus enemigos.

El general Fernández de Córdoba, que por este hecho recibió el título de marqués de Mendigorria, pudo escribir a Madrid, al terminar la batalla, un párrafo donde se sintetizaba la importancia de lo ocurrido. «Hemos ganado ayer seis meses de vida; por este término respondo de contener al enemigo en sus antiguos carlistalímites».

La retirada carlista dio un respiro a los cristinos. El marqués de las Amarillas comenta: «Restablecido el moral del Ejército con esta victoria, a que, con este objeto, se dio toda la importancia posible, pude ya obrar con más libertad, con respecto al sistema de guerra que debía seguirse, y en 23 de julio, dirigí al General en Jefe interino (documento número [ ]*), una Real Orden prescribiéndole se abstuviese en lo sucesivo de atacar en sus guaridas o posiciones de montaña, casi inexpugnables, al enemigo.

Que se situase convenientemente en parajes abiertos, desde donde pudiera acudir al socorro de los puntos amenazados que mereciesen ser atendidos, y aprovechase todas las ocasiones de atacar a los facciosos en terrenos donde puedan obrar ventajosamente todas las armas y recobrar su superioridad, la superioridad de nuestra disciplina.

Que haga más resistentes al cañón los puntos fuertes que se crea conveniente conservar; que se aproveche la primera ocasión para ver de recuperar a Salvatierra y fortificarla con cuidado.

Que se destinara la Legión de Argel a la parte de Lumbier desde donde podría hacerla entrar en operación; y últimamente se le encargaba fortaleciese todo lo posible la disciplina, los hábitos del silencio en las marchas y combates, con otras prevenciones análogas para regenerar aquel Cuerpo de tropas, en su origen tan bello y disciplinado, pero que la mala dirección o descuido de los Generales en Jefe anteriores, había hecho decaer tanto».

Fin de la República y Guerra. La única organización de izquierdas fue el Partido Republicano Radical que se fundó en 1934. Como señala el informe «N. 1936», Mendigorria, por su sentido de la humanidad y su civismo, fue una excepción en Navarra. No sólo no hubo detenciones y muertes violentas, merced a las derechas locales y al párroco, Juan M. Espinal, sino que incluso el concejal republicano Celestino Lator no llegó a ser destituido hasta el cambio del ayuntamiento en 1938.

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